Un personaje que me marcó (Diego Santos Márquez)

Daniel Sempere — La memoria y los libros como refugio

Algunos personajes nos marcan por lo que hacen. Otros, por lo que sienten. Y a veces, como en el caso de Daniel Sempere, nos marcan porque, sin darnos cuenta, nos vemos reflejados en sus dudas, sus descubrimientos, sus miedos.

Conocí a Daniel en La sombra del viento, esa novela que tanto nos cambió a muchos. Zafón nos regaló un universo literario casi perfecto: el Cementerio de los Libros Olvidados, la Barcelona entre la posguerra y el misterio, el poder de las palabras como antídoto frente al olvido.

Y en medio de todo eso, un niño que encuentra un libro… y ya no vuelve a ser el mismo.

El espejo de un lector

Daniel me marcó porque representaba algo esencial: la curiosidad inocente, el amor por los libros, la necesidad de comprender lo que no se dice. A través de su mirada, uno se adentra en un mundo donde los libros no solo cuentan historias, sino que guardan secretos. Donde los autores tienen pasados turbios y los lectores, heridas que solo las páginas logran curar.

Me emocionó acompañarlo en su crecimiento, en sus contradicciones, en sus búsquedas. Porque Daniel no es un héroe clásico, ni un sabio precoz: es humano. Y por eso lo sentí tan cercano.

Una lección silenciosa

Lo que más admiro de él no es su valor, ni su inteligencia, ni siquiera su lealtad.
Es su fidelidad a la memoria. A las personas que ama, a las palabras que lo acompañan, a los libros que lo hicieron ser quien es. Daniel nos enseña que hay historias que no pueden olvidarse… porque nos han elegido.

¿Y a ti?

¿También te marcó La sombra del viento?
¿Te sientes identificado con Daniel o con otro personaje de esa novela mágica?

Te leo con gusto. Porque los personajes que nos tocan el alma no desaparecen nunca: se quedan, como los libros que amamos.

Diego Santos
Un ratito de libros