Relato
Como ya decía en el artículo anterior, hoy os dejo un relato. Un texto epistolar, deseando te guste y te haga pasar un buen ratito. Comenzar hoy dándote las gracias y unas Felices Fiestas.
Querida:
Hoy me he atrevido. No sé si esto que escribo es cierto o forma parte
de “ese mundo que tengo en mi cabeza”. Me he levantado recordando que
tengo una enfermedad que tiene como icono el olvido. Sí, lo he recordado.
Sí, eso creo. Pero quería sobretodo darte las gracias. No sé quién
eres. Estás llena de amabilidad y veo como me acompañas en algunas de
las comidas. Te lo he preguntado, creo que sí, y me lo has dicho pero no
lo recuerdo. No sé si me mientes, pero me caes muy bien.
Te he visto llorar. Sí, te he visto. O al menos me da esa impresión.
Al acariciarme el pelo, cuando me peinas, me afeitas he visto correr alguna
lagrima por tu cara. Eres muy buena y te hago sentir mal. Debo de dar
pena.
Cuando me acuesto por la noche y apareces en mi mente, te doy las
gracias y te agradezco las cosas que no me sale decirte cuando te tengo
delante. Sabes, a veces soy incapaz de decir tres frases seguidas. El
silencio es lo más popular de mis conversaciones.
No he puesto fecha en la carta, no sé qué fecha es. Debemos estar
en primavera, cerca al verano. Me acabo de asomar a la ventana, y lo he
notado.
Escribir una carta sin saber que contarte es un disparate, como lo es
mi vida. No sé qué decirte. Eso sí, lo digo muchas veces para mí, te doy las
gracias. Tengo hambre, espero que alguien venga a mi habitación a
bajarme al comedor. ¡Ojalá seas tú!
¡Maldita sea! ¿Quién eres? Además de la mejor compañía, la que me
hace reír, me da tranquilidad y, me gusta mirarte de reojo cuando no me
ves. Seas quien seas, la enfermera, mi hija, mi mujer… A todo esto, no
recuerdo si tengo hijas, si estuve casado. No sé.
Voy acabando se oyen pasos y voces. Gracias otra vez, te debo de
querer mucho. Hasta… no sé.
Gracias por tu presencia. Mi deseo que pases unos buenos días y disfrutes con los tuyos. ¡Feliz Navidad!
Diego Santos Márquez.
10 Comments
Por todos ellos y ellas, dura enfermedad, mi abuela me crió y desgraciadamente por esa enfermedad no por el amor que le tenía, tuve que devolverle todas sus atenciones pero concentrada en pocos años.
Gracias por la original epístola. Abrazotes.
Gracias Chema. ¡Un abrazote!
Una carta impactante, provoca varios sentimientos, pena ,tristeza, miedo.. Que enfermedad más cruel la que nos roba la memoria y los recuerdos… un saludo.
Gracias Mercedes. ¡Un abrazo!
Hermoso y sobrecogedor relato.
Gracias amigo Paco. ¡Un abrazo!
Maravilloso, como todo lo que compartes, felices fiestas a todos.
Gracias Poba. ¡Un abrazo!
Muy emotivo!!
Gracias Paqui. ¡Un abrazo!
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