«NI FU, NI FA» (Diego Santos Márquez)

Esos libros que te dejaron a media.

Aquella tarde en Fuengirola. En aquel bar pequeño y acogedor fui invitado a participar en una tertulia literaria. Acostumbran a tener un par de ellas al mes, suelen invitar a lectores, escritores y amantes de los libros.
Recuerdo la llamada de María, que con insistencia me pedía que confirmase mi presencia y sobretodo, que cuando le pregunté por el tema a tratar, me sorprendió al decirme eso no lo desvelamos hasta que estemos allí, si no venís con la argumentación preparada y no hay lugar a la sorpresa.

Cierto es, que me llamaba la atención esa forma de acudir a una reunión literaria. Sin embargo, me encontraba bastante tranquilo, si acaso más que cuando vas con un contenido preparado. Al final, pensaba mientras conducía camino al sitio, que era una buena idea.
Llegado allí, tocaba descubrir la sorpresa. Y lo era, ya que se titulaba “Ni fu, ni fa” y era para hablar y comentar esos libros que no nos dice nada una vez leído, o como decía el subtítulo del encuentro “esos libros que te dejaron a media”.
Como es la mente humana, nada más mostrar el tema a los tertulianos y público, empecé a pensar en aquellos libros que me decepcionaron, y la verdad iba a terminar la presentación inicial y mi mente continuaba en blanco. Esperaba no ser el primero en intervenir, al menos eso parecía por el lugar en que me encontraba sentado. Pero allí, no había nada con una lógica habitual o al menos la mía. ¡Me tocó empezar!

Defendí con ahínco que era muy extremista el título de la sesión, porque los libros siempre te dicen algo. A veces, te gusta. Otras veces, te encanta y las menos te dejan a medias. Pero que estaba allí para “mojarme” y siempre hemos tenido algún que otro título que se nos ha atragantado. En mente, tenía preparado el libro que iba a nombrar, pero mientras hacía la exposición, me vino a la mente una novela que me costó mucho, muchísimo. “Moby Dick” es el libro que nombre, de Herman Melville, que trata de Ismael, el narrador, un joven con experiencia en la marina mercante, decide que su siguiente viaje será en un ballenero. De igual forma se convence de que su travesía debe comenzar en Nantucket, Massachussets, isla prestigiosa por su industria ballenera. Antes de alcanzar su destino, o el origen de su aventura, entabla una estrecha amistad con el experimentado arponero polinesio Queequeg, con quien acuerda compartir la empresa.

Habrá quién no este nada de acuerdo, y es del todo normal ya que como decía mi abuela y tantos expertos “para gustos, colores”. Y “El Código Da Vinci” de Dan Brown, era el que inicialmente iba a nombrar, pero al final me decidí por el de Melville.
Otros títulos nombrados fueron: “La divina comedia” de Dante; “Guerra y paz” de León Tolstoi; “El arco iris de la gravedad” de Thomas Pynchon (este lo desconocía, y cuando volví a casa lo busqué en las redes); “Cincuenta sombras De Grey” de E. L. James. (mucho murmullo cuando sonó este título) y el último nombrado fue “La saga de Crepúsculo” de Stephenie Meyer.

Aunque la pregunta, al menos para mí, sigue siendo incomoda, te toca ahora a ti.

¿Qué libro, no te dijo nada?
¿Qué opinas de los libros que se mencionaron en la tertulia?
¿Le das una segunda oportunidad a esos títulos que se ponen cuesta arriba?

Llegado hasta aquí, como cada domingo, desearte un buen y bonito día. Y, como no, darle las gracias mil por seguir acompañándome y dándole visibilidad a este lugar. ¡Gracias mil!

Diego Santos Márquez.