Encuentros en el tren.
No debe tardar mucho en salir. Llego agitado a la estación de tren, me debí levantar antes ya que este viaje no me lo quiero perder. Subo y entro en el vagón, en el doce, veo sentada a varias personas. Las miro y las vuelvo a mirar. Sonrío, son ellas. Nada más comenzar el recorrido por el pasillo del departamento, veo a Paqui inmersa en la lectura de “Los pacientes del Dr. García” de Almudena Grandes. Levanta la vista, me mira y sonríe. Dos asientos más adelante esta Pilar. Sí, Pilar Z. Heras, en sus rodillas descansa un libro de Juan Gaitán “Ciudad Violeta”. Nos miramos, con un ligero movimiento de cabeza me saluda y, con una sonrisa le correspondo.
En esa fila en los asientos del lado contrario está José Vicente Merino. Suelta el libro y nos saludamos. Mi vista se clava en el asiento del al lado donde dejo caer lo que leía. Un libro de viajes de Javier Reverte titulado “El sueño África”, o al menos eso es lo que he leído de refilón.
Estoy contento, y me dispongo a continuar el recorrido del departamento. Veo de frente a Cristina que ríe a carcajada mientras sostiene “El laberinto de los espíritus” de Zafón. Un abrazo y me explica que el motivo de su risa ruidosa son las cosas de Alicia Gris, ese personaje que cierra el Cementerio de los libros olvidados. Pensaba que esas risas sería algunas de las cosas de Fermín Romero de Torres. Se ve que Alicia le ha encantado a Cristina.
Ángeles a su lado, la mira como diciendo: “no es para tanto”. Ella no necesita reír, su sonrisa forma parte permanente de su rostro. Para mi sorpresa lleva en la bandeja de apoyo mi primer libro “Té con Raúl”. Me tira un beso con la mano y le respondo de la misma manera.
Salgo del vagón, bastante contento de haberme encontrado a estas personas y me dirijo al bar, necesito desayunar. Unas tostadas y un café con leche harán que mi estómago deje de protestar. Aunque lo entiendo, está acostumbrado a desayunar apenas me levanto. Me voy acercando al sitio y las sorpresas siguen apareciendo. En la barra de la cafetería esta Poba con una Coca-Cola en mano. Me acerco hasta él, y con un ligero tocamiento de hombros nos saludamos. No lo esperaba, la verdad. Aunque me he alegrado mucho de verlo con sus vaqueros modernos, del cual asoma a través de unos de sus bolsillos “Once minutos” de Paulo Cohelo.
El café muy caliente. Demasiado quizás, pero la verdad me estaba cayendo muy bien. Se me olvidó pedir la leche templada y las tostadas no han podido ir a la par del café y se acabaron antes. Me vuelvo a coger unas servilletas de los mostradores laterales y veo venir a Pino. ¡No puede ser! Me limpio las manos y nos damos un abrazo. Él llega a este viaje con “Carta de una desconocida” de Stefan Zweig.
Después de un ratito de charla, los dejo hablando, regreso al departamento para sentarme, leer un poco y seguir el viaje. Paco Vargas asoma por la puerta de entrada. Otro abrazo es la expresión de alegría que manifestamos al vernos. En sus manos un libro flamenco como no podía ser: “Solera de Jerez. La mujer que soñaba con el baile”.
Asiento B, fila 4 es mi sitio. Me acomodo y de mi bolsa saco el libro que me acompaña en este recorrido. Antes de ponerme con él, miro al lado en los asientos de enfrente, veo a Inma con el Premio Planeta 2018, “El fuego invisible” de Javier Sierra. Me saluda con la mano.
Ahora sí, bajo la mirada a “La mujer justa” de Sandor Marai. Es un momento mágico, con una lectura preciosa y a gusto de viajar con todas estas personas que he tenido la suerte de encontrar en este espacio. ¡Me siento feliz!
Después de un ratito de lectura, me estiro, me levanto y me recreo mirando alrededor para verlos otra vez. Hay más personas, allí está Loli, con un libro cerrado y apoyado en su pecho y que se distingue perfectamente: “Más allá del jardín” de Antonio Gala. A su lado, Merche agita la mano cuando me ve y me muestra a lo lejos “Patria” de Aramburu.
Como me suele pasar voy de un lado a otro y cuando me siento tengo necesidad de ir al baño. Me levanto tambaleándome con el movimiento del tren. Al llegar a la puerta del WC, veo el vagón próximo. Allí están todas esas personas que cada semana leéis el blog, le dais me gusta en redes, aunque no comentéis el post.
Dentro del baño, además de desahogar mi necesidad, me vuelve esa sensación de felicidad de seguir el viaje de la vida con todas estas personas hacia 2018.
Posdata: Perdonarme por esta “locura de post”, pero me apetecía un montón. Gracias como siempre por seguir en este “tren”.
Nos vemos…
Diego Santos Márquez
24 Comments
Inmejorable CRACK
Gracias socio. Tú si que eres un crack. Un abrazo.
Me ha encantado!
Perdonarte de qué, si ha sido un placer leerlo.
Gracias Paqui. Es un placer y un lujo tenerte en este «vagón». ¡Un abrazote!
Ah! sigue así de loco
No conocia tu faceta de escritor. Te felicito. Voy a comprar “ Te con Raul”
Hola Ángel. La vida da muchas vueltas y ya llevo algunos años escribiendo, he publicado dos libros, uno de microrelatos y otro de relatos y a lo largo de este año debe ver la luz mi novela. Te hago llegar «Té con Raúl». Muchas gracias amigo, me alegro «verte».
No se debe pedir perdón por entretener a la gente de manera gratuita,al menos a mi me encantó tu relato y si la tal Cristina es por mí,adivinaste hasta mi lectura en este momento¿Será que además de todo,eres adivino?,un abrazo.
Gracias Cristina. Por supuesto que eras tú la que andabas en ese vagón…jaja. ¡Un abrazo!
Me ha hecho ilusión formar hoy parte de ese viaje, agradecida y encantada de leerte.
Gracias Pilar. Encantado también de que formases partes de ese «vagón de lecturas». ¡Un abrazo!
Gracias por incluirme en ese viaje en tren tan interesante y emocionante. Espero que sea un viaje muy largo en el que podamos leer durante, todas las horas que dure el trayecto, unos cuantos buenos libros que nos enriquezcan el paisaje
Gracias a ti, José Vicente. Tienes «bonos» en ese trayecto de lecturas. ¡Un abrazo!
Al final he comprado en la editorial tu primer libro “ Te quiero” porque “ Te con Raul” no estaba disponible ( salvo en otros lugares en ebook)
Graciad a mi me a encarado el la historia de tu primeros momentos en el tren quiero decir encatado lo bueno que se tiene de viajar es que conoce a gente nueva te encuentras con los de siempre escuchas historias vivencias dejas volar la imaginación y observa como esta ocasión lo que la gente lee muchos de esos libros o los e leído o e leídos otros del mismo autor autora pero todo eso se puede estropear cuando llegas a la cafetería y te dan un sablazo que te deja con tiritera
Gracias Merche. Un saludo.
La última vez que viaje fue en tranvía que salía de Alsasua y llegaba hasta Irún con mi perro no pago pasaje nos subimos en el vagón que más nos gustó tenía que llevar bozarpero el revisor dijo que no hacía falta que normalmente los que ladran tienen dos patas le encantó miro por la ventanilla todo el rato vimos paisajes ríos Huertas poblaciones pueblos con sol con nieve con niebla vacas ovejad nadie decía nada de ver s un perro en el tren subían y vajaban caseros-seras y demás viajeros nos bajamos caminamos y vimos sitios nuevos y volvimos a subir al tren no se asustó y buscamos sitio diferente el ventanilla para mirar como yo paisajes nuevos y diferentes
Gracias.
Una entrada muuuuuy chula. Gracias Diego por acercarnos la lectura cada semana. Esperamos mas en el 2018…
Gracias Inma a ti, por asomarte cada semana a este «tranvía». Un abrazo.
Muchas gracias Diego. Asi tengo ya los 2. Compartimos el gusto por S. Zweig y lo que has escrito en tu blog me gusta. Animo y suerte con la novela
Gracias Ángel. Un abrazo
es un verdadero placer viajar en tan gustoso tren de tan variopintos y maravillosos seres.
preciosa lectura Diego.
Gracias Poba. Tienes plaza en ese tren. ¡Un abrazo!
Add Comment